Con frío, pero abrazados.

Y vuelvo a mirar por la ventanilla mojada del auto, vuelven los recuerdos de esa noche fría de otoño.
Todavía siento su abrazo, todavía siento esa sonrisa y esa lagrima. Sonreír, porque estas vos, al lado mio, iluminándome un poquito con esa magia que te hace brillar siempre; porque ahí, con vos, soy feliz.
Llorar, porque quizás ese sea el ultimo abrazo que te pueda dar, porque quizás solo me quede mirar desde un costado tu magia y no ser cómplice tuya en cada sonrisa...
Mamá irrumpe mis pensamientos por un momento, subiéndose repentinamente al auto. Quiero dejar de pensar en él y preguntarle, tal vez, que comeremos hoy. Pero no puedo, lo recuerdo en cada momento. Esa noche, ese abrazo, esos ojos, ese olor, quedan marcados en mi como un tatuaje pero sin tinta, uno de esos que se llevan en el corazón, que no se pueden quitar con nada.

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