El miedo a crecer...

Por las noches, antes de dormir, es cuando las personas más pensamos y dejamos volar nuestra cabeza.
En mi cabeza, esas noches me persigue el miedo a crecer, a tener que asumir nuevas responsabilidades. Empezar de cero en una nueva institución, elegir una carrera, un trabajo de medio tiempo… Y hablando de tiempo, aprender a distribuir los horarios.
¿Es el miedo a crecer algo que todos tenemos? O solo es un miedo mío. Esto podría llegar a perjudicar mi último año de secundaria, me llevará a bajar mi rendimiento o no disfrutar los momentos por miedo a lo que vendrá después.
Acaso no es esa la función del miedo, paralizarnos. Y el miedo siempre es hacia algo que vendrá después y también tiene algo relacionado a un momento pasado. Este miedo se encuentra influenciado por comentarios de adultos, donde se quejan por sus complicadas vidas, si el trabajo que tienen no es el que les hubiera gustado o el que les deja mucha ganancia, los sueños que tenían y no pudieron cumplirlos. Comentarios así hacen que mis miedos aumenten.
Sí. Ser adulto y crecer da angustia. Es una transición propicia para deprimirse un poco. Cuando sentimos que los años maravillosos han pasado, la niñez y la adolescencia. Ahora la adultez aparece como incertidumbre, como tendencia dolorosa, como un deseo de tener las cosas bien claras: un trabajo, una estabilidad vital, ya las cosas se juegan en otro nivel, hay que pensar en vivir y en sobrevivir, en hacerse por uno mismo, ya no hay donde protegernos.
Aterra pensar que el trabajo cansa, que es rutinario, que se desea más, pero que la vida laboral y profesional es tan inestable que es mejor no arriesgarse, que “algo es algo y peor es nada”. Da miedo ver cómo les cuesta creer, arriesgarse, cambiar, confiar, innovar, sentir. Da mucho susto ver cómo se camina hacia aquello que de niños criticamos en los adultos. Da miedo ver que se para de soñar, de creer en que se puede cambiar y buscar algo mejor, pero luego miran atrás y se dan cuenta que HOY (este día, fecha y hora) aún era tiempo de intentar. Cuanto me intriga saber si seré uno de esos adultos que dejan pasar oportunidades y luego se arrepienten, o si seré de las que se ve por la calle y se piensa “que ridícula, esta no es edad para hacer esas cosas” “inmadura”.
Se los ve a los adultos viviendo en constante tensión y conflictos; los momentos felices son instantes. ¿Pero esto es en realidad así o solo es lo que nosotros vemos? Una duda que tendré hasta ese momento donde me toque pararme frente a un mundo nuevo, con mayores responsabilidades y obligaciones.
El crecer es lucha contra los temores, los prejuicios y las creencias inútiles, es camino hacia el desarrollo, hacia un nivel mayor de conciencia de los propios actos y sentimientos, es oportunidad de ser mejor y de seguir creyendo que lo imposible es sólo una palabra.
Aun que el miedo de ganas de frenar, es algo que no podemos evitar. Con un poco de dolor, nostalgia recordar una etapa hermosa y con ganas y dudas comenzar otra nueva; una etapa donde espero el miedo no me paralice los pies.

Comentarios

Entradas más populares de este blog

Yo no calce tu bota, compañero- Juan Carlos Distéfano.

Domingo 🍃

El mate-Lalo Mir